La tierra no es redonda:

es un patio cuadrado

donde los hombres giran

bajo un cielo de estaño.

Soñé que el mundo era

un redondo espectáculo

envuelto por el cielo,

con ciudades y campos

en paz, con trigo y besos,

con ríos, montes y anchos

mares donde navegan

corazones y barcos.

Pero el mundo es un patio

(Un patio donde giran

los hombres sin espacio)

A veces, cuando subo

a mi ventana, palpo

con mis manos la vida

de luz que voy soñando.

y entonces, digo: “El mundo

es algo más que el patio

y estas losas terribles

donde me voy gastando”.

Y oigo colinas libres,

voces entre los álamos,

la charla azul del río

que ciñe mi cadalso.

“Es la vida”, me dicen

los aromas, el canto

rojo de los jilgueros,

la música en el vaso

blanco y azul del día,

la risa de un muchacho…

Pero soñar es despierto

(mi reja es el costado

de un sueño

que da al campo)

Amanezco, y ya todo

—fuera del sueño— es patio:

un patio donde giran

los hombres sin espacio.

Hace ya tantos siglos

que nací emparedado,

que me olvidé del mundo,

de cómo canta el árbol,

de la pasión que enciende

el amor en los labios,

de si hay puertas sin llaves

y otras manos sin clavos.

Yo ya creo que todo

—fuera del sueño— es patio.

(Un patio bajo un cielo

de fosa, desgarrado,

que acuchillan y acotan

muros y pararrayos).

Ya ni el sueño me lleva

hacia mis libres años.

Ya todo, todo, todo,

—hasta en el sueño— es patio.

Un patio donde gira

mi corazón, clavado;

mi corazón, desnudo;

mi corazón, clamando;

mi corazón, que tiene

la forma gris de un patio.

(Un patio donde giran

los hombres sin descanso)

Morón de la Frontera, Sevilla II.

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